Distancias

Junto a mi maestro el Shihan Néstor Iscovi (centro) y Gerardo Iglesias en Montevideo, Uruguay.
Por Andrés Duarte Loza

El 22 y 23 de Septiembre de 2007 tuve el placer y el honor de participar del seminario que mi maestro el Shihan Néstor Iscovi realizó en Montevideo, Uruguay, organizado por el instructor Gerardo Iglesias.
Soy alumno de Néstor y entreno periódicamente en su Dojo. El hecho de haber participado de un seminario impartido por tu maestro en otro país puede sonarle a muchos por lo menos, insólito. La lógica dice: ¿Cuál es el sentido de ir a tomar clases fuera del país con tu maestro si podés hacerlo cada semana del año? Lógico es, pero una vez más la lógica no comprende la totalidad. Aunque he estado en varias oportunidades en Montevideo, y a pesar de que a primera vista podríamos decir que no existen grandes diferencias en lo cultural y social de nuestras hermanas naciones, recuerdo que al llegar a la sede en donde se realizaría el seminario tuve la sensación de ser un observador, alguien que ve “de afuera” lo que está sucediendo, a pesar de haber sido cálidamente recibido por los compañeros uruguayos. Esta actitud más bien cerrada en el comienzo repercutió en mí y se hizo manifiesta en mi taijutsu. Parecía que al moverme hablaba una lengua diferente, otro idioma, muy similar quizá, pero otro al fin. Entonces fue cuando Néstor propuso el concepto de: MAAI. La distancia justa. Que sería, a mi entender, el eje de todo el seminario. La primera y la última recomendación: “Encuentren la distancia justa”.
El concepto de MAAI solemos escucharlo desde nuestro primer día en la Bujinkan, pero en esta oportunidad, Néstor amplió ante nuestra mirada su sentido a niveles hasta el momento insospechados. De esa primera actitud de observador externo, con la que inicié el seminario, fue surgiendo durante el transcurso de las técnicas y las recomendaciones de Néstor la sensación de que lo que estaba sucediendo me hacía formar parte de algo mayor, algo que encontraba su expresión en la experiencia grupal, en lo compartido, en el diálogo y el entendimiento. A mi entender, el seminario fue un enorme waza, un gran proceso de transformación de nuestras creencias previas sobre lo que es el MAAI. Una transformación que demolió la distancia inicial que había entre las personas que participamos del seminario para lograr al fin una concepción de MAAI mucho más rica, más abierta y con múltiples interpretaciones. No pudimos haber tenido una mejor clase sobre MAAI, porque sólo era posible en esas condiciones, en una práctica que aborda el concepto desde un lugar mucho más profundo que la simple distancia entre los cuerpos.
Así es como gracias a Néstor la distancia no tuvo más el sentido de alejamiento, sino que por el contrario nos acercó de una manera única.
Fui testigo presencial de algo que sería imposible de apreciar desde la tranquilidad y la comodidad de la propia tierra, que es el incansable trabajo, de un verdadero maestro-creador y artista con voz propia, que hace, junto con otros maestros del mundo, que la integración de las personas y las naciones pueda ser una realidad. Puedo decir entonces- ya con cierta “distancia” del seminario-, que esta ilógica y única experiencia, grupalmente compartida, me permitió estar más cerca de él y mis compañeros, y que fue reflejo fiel de esta diversa, heterogénea y fascinante comunidad llamada Bujinkan.

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